El orientador desorientado
(Actividad de Reflexión y Análisis nº12)
Hoy os voy a hablar del orientador de mi instituto. Por supuesto no es una crítica a los orientadores, de hecho al contrario, quiero recalcar la importancia del orientador en el centro.
Bueno, el orientador de mi instituto...digamos que necesitaba más al orientador que los alumnos. Realmente no puedo hablaros mucho de él, porque no le conozco. Desde luego no era una persona a la que acudir cuando tenías un problema, porque dabas por hecho que no iba a poder ayudarte y no estaba presente en el día a día del centro, era más un concepto.
La verdad que solo nos acordábamos de él cuando bajábamos a secretaría o a la sala de profesores, por que su despacho estaba en medio y había una plaquita en la pared que ponía "orientador". Pobre hombre, no es que no se preocupara, pero digamos que le faltaba sangre.
Se supone que un orientador, además, debe informarte y asesorarte, y bueno precisamente quiero hablaros de la desinformación y la desorientación que había en mi instituto.
Cuando llegamos a 4º de la ESO o a Bachillerato, hay una pregunta que monopoliza nuestro día a día: "Bueno, ¿y ya sabes lo que vas a estudiar?" Pues no tía Loli, no lo sé, porque ni siquiera se qué opciones tengo.
¿Sabíais que por la rama de ciencias sólo existen tres salidas? Si si, sólo tres: medicina, enfermería e ingeniería (sólo ingeniería eh, también como concepto). Bueno, y si tenías suerte, igual arquitectura entraba en la ecuación.
Ojalá esto fuera una simple broma, pero al menos en mi instituto, parecía que sólo se hablaba de estas carreras. Evidentemente, sabíamos que había más opciones, pero ¿dónde podíamos encontrar esa información?¿cuáles eran esas otras opciones? Nada imposible.
Yo más o menos tenía claro que quería hacer una ingeniería, o no, quizás me habían convencido de que era lo que "más salidas tenía" y que ya que me gustaba era mi mejor opción.
Pero bueno menos mal que un día, nuestro querido orientador vino con las respuestas a todos nuestros problemas en la mano. ¡Traía folletos con (casi) todas las carreras que ofertaba la universidad de Oviedo! (Si estabas interesado en FP o en otra formación, lo siento eso no se contempla).
Vale, pues teníamos un problema, a mi, no me gustaba ninguna y bueno, si alguna me gustaba tampoco es que nos dieran mucha más información.
Al final acabé haciendo, como puede que ya sepáis si habéis leído mis anteriores posts, Ingeniería de Diseño Industrial y Desarrollo del producto en la Universidad de Coruña.
Desde luego, entre los folletos que había traído mi orientador, no la encontré.
(aprovecho para enseñaros mi facultad, la EUDI) |
Investigué por mi cuenta, me informé y quizás si mi padre no viviera en Coruña, nunca habría elegido esa carrera. Quién sabe.
Lo que quiero sacar de toda esta anécdota, un poco a modo crítica, es eso, que el orientador es muy importante, por ejemplo, de cara a orientar, nunca mejor dicho, el futuro de los alumnos, a ayudarles y acompañarles en el proceso de continuar sus estudios, si es lo que quieren, y no limitar sus posibilidades a la CCAA o a los estudios universitario, porque por suerte, tenemos infinidad de opciones.
Muy buena reflexión Llara! Comparto contigo el sentimiento de decepción ya que mi experiencia con los orientadores en el instituto fueron bastante similares.... Como futura orientadora me indigna y espero que algún día pueda cambiar esta situación.
ResponderEliminarDebería darnos que pensar que la mayoría de nosotros hayamos tenido malas experiencias con nuestros orientadores o no las hayamos tenido directamente...Pero bueno tenemos en clase un puñadito de futuros orientadores y creo que todos confiamos plenamente en vosotros para cambiar un poquito las cosas al menos, lo vais a hacer genial estoy segura!!! 🥰
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